El guardián del bardo
En honor a Edwin Alejandro Robles Raygoza

Hay almas que dejan huella y otras que iluminan tu camino para siempre. Edwin fue ambas.
Aunque su presencia física ya no esté, su vida y enseñanzas viven en mí, en cada decisión, en cada paso hacia la luz.
El Guardián del Bardo nació de él: de su esencia, de su manera de proteger, acompañar y al mismo tiempo impulsarme a cruzar mis propios bardos. Él me enseñó que la vida no termina, que los tránsitos duelen pero también nos transforman, y que cada sombra puede convertirse en luz.
Hoy quiero honrar su vida, celebrando cada gesto, cada enseñanza, cada instante que nos regaló. Su legado no solo me inspira a mí, sino que puede iluminar a cualquiera que se abra a recibir su luz. Cada recuerdo es un tesoro, cada historia un aprendizaje que me recuerda la fuerza de su espíritu y la belleza de su alma.
Yo soy la guardiana de su memoria, y entre letras, plasmo toda mi alma y cariño. Cada palabra es un homenaje, cada reflexión una forma de mantener vivo su legado. Aquí comparto cómo su ejemplo me guía, cómo su energía me impulsa a vivir con más amor, claridad y propósito, y cómo podemos todas encontrar a nuestro propio guardián, esa fuerza que nos acompaña, protege y empuja hacia nuestro renacer.
Vivir con un propósito es mi manera de honrar, proteger y celebrar la memoria de Edwin, y de invitar a quienes me leen a que también encuentren la luz de su propio guardián.
Este un lugar para recordar, renacer y abrazar nuestra propia luz. Aquí, cada alma encuentra guía, cada historia se convierte en legado, y cada lector puede cruzar su propio bardo hacia la transformación.






