¡Salto con alegría!

Any Raygoza • 26 de noviembre de 2021

Si mueres mañana, ¿estarías tranquila por lo que aportaste al mundo?

La pregunta resonaba en la pantalla a manera de reflexión, como introducción a lo que prometía ser un workshop indagador del proyecto más ambicioso: ¡yo!


Me encontraba en medio de dos hombres, en ese momento no me imaginaba hasta qué punto serían testigos y cómplices del giro que daría mi vida.


No supe cómo pasó, de repente todo se volvió monótono.


Me volví espectadora y no protagonista de mis días.


Llegaba a mi recámara sin sentirme feliz ni plena por mis 'logros' después de recorrer cuarenta minutos en carretera, por el trabajo y también por la alergia que me provoca el polvo del teatro que colinda con los muros exteriores de mi recámara y, si faltaba más, por la falta de apetito a las siete de la tarde.


Y entonces me cuestioné: ¿a quién estoy complaciendo?, ¿para quién estoy viviendo?


Envidiaba al padre de familia que es feliz descansando el fin de semana con su cerveza en la mano, gritando con tanta pasión emocionado cuando su equipo favorito mete gol. Esa chispa tan mexicana, simple, pero que en algún momento llegué a envidiar.


Quizá siempre viví en términos de expectativas; cumplir metas siguiendo el camino que alguien o algo escribió para mí.


Ese destino que te dicta la cajita en la que te encierra tu nombre y sus apellidos, lo que de acuerdo a tu edad 'deberías' estar haciendo, y lo que el rol social espera de ti.


Un buen día me decidí a salir de ahí; llegaron ellos con la promesa: “Cruzaras un umbral y ya no serás la misma". ¡Perfecto! Justo eso quiero! Y dejé de tener expectativas de mi misma.


No esperé nada, no compito por resultados, no voy hacia alguna meta, aunque eso sí, voy con la firmeza de dar un cambio en mi vida, de esos sustanciales y transformadores, no eventuales, saltos cuánticos los llaman los físicos, esos que te mueven de un lugar a otro energéticamente y ya no vuelves a ser el mismo.


Perdónenme los físicos, pero yo lo llamo: SALTO CON ALEGRÍA.


Sin que en realidad importen mis resultados, sólo por el gozo de salir de la cajita que me fue impuesta, y curiosamente el día que me lo propuse de ese modo, hasta desaparecieron las alergias y volvió mi apetito.


Ahora que vivo para mí, para complacerme, entendí que luego llega otra preocupación.


Sí, justo cuando crees que hiciste la tarea y que cerrarás un ciclo, llega nuevamente esa voz interna a recordarte que un fin es en realidad un nuevo comienzo, ¿de qué manera aportaré algo al mundo?. ¿será ese algo lo suficientemente importante como para alzar la voz y que me escuchen?


Se trata de mí ahora, pero a la vez no, se trata de ti y a los demás a quienes quiero llegar contigo.


¡Vamos a descubrirlo juntos! Te invito a que dejes esa caja que te fue impuesta y descubras conmigo nuevas formas de retarte por el simple hecho de estar vivo.

Escríbeme.
Te escribo.

Comparte mi blog

por 183:890900351 1 de noviembre de 2025
BLOG DISPONIBLE EN AUDIO CLIC AQUÍ Julia Cameron hizo famosa la idea de las “páginas matutinas”, y hoy además de honrar la referencia, quiero recomendarte escribir al despertar; una cita contigo antes de que el mundo te pida algo. No se trata de hacerlo perfecto ni de buscar sentido. Se trata de dejar que la mano hable antes que la mente, de permitir que tu alma se exprese sin filtros. Escribir así limpia, acomoda, libera… es una forma de higiene emocional que te acompaña, te ordena y te devuelve a tu centro. Eso es, en esencia, lo que llamo Garabatos Conscientes: palabras que nacen desde el alma y que, sin darte cuenta, empiezan a sanar lo que llevas dentro. Tres páginas escritas a mano todas las mañanas al despertar, bastan. Otro de los pilares de los Garabatos Conscientes es aprender a suspender el juicio . Escribir para sanar no funciona cuando intentamos corregirnos, censurarnos o “vernos bien” en la página. Al contrario: se trata de permitir que todo lo que aparezca — lo incómodo, lo que nunca dices en voz alta— tenga un lugar seguro donde expresarse. A esto yo le llamo tu voz interior sin filtros: una actitud de apertura que te invita a mirarte con honestidad y con una profunda benevolencia. Cuando dejas de juzgarte y simplemente te acompañas en lo que escribes, algo en ti se libera. Se abre un espacio íntimo, cálido, donde puedes explorar tus emociones sin vergüenza ni tabúes. Es en esa libertad interior donde ocurre la verdadera sanación. Una escritura sensorial, que nace de lo que estás sintiendo en ese instante: un suspiro, una imagen que aparece sin pedir permiso, una emoción que se mueve como agua adentro. No es únicamente relatar lo que pasó o analizar por qué lo sentiste; es permitir que tu experiencia tenga cuerpo, textura, temperatura. De forma personal te digo que cuando comencé a describir con detalle lo que percibía —un color, una sombra, una emoción que se abría despacio— pude salir de la depresión y sanar. Y es que cuando escribimos desde los sentidos, algo en nosotros se acomoda. La vida encuentra forma. Lo interno se integra. Lo que dolía se vuelve más claro y, a veces, hasta más suave. SI PREFIERES ESCUCHAR ESTE BLOG EN AUDIO DA CLIC AQUÍ
por Any Raygoza 9 de octubre de 2025
Hombres que impulsan a volar....
por Any Raygoza 14 de agosto de 2024
En honor a Edwin Alejandro Robles Raygoza
3 de abril de 2024
Cuatro años con esta linda tradición...
1 de marzo de 2024
Podemos, desde nuestro interior, ser responsables por lo que hacemos y pensamos sin ceder nuestro destino a la religión, la familia, o lo que se espera de nosotras socialmente
por Any Raygoza 18 de febrero de 2024
Hastiada de ser elegida me sorprendes...
por 183:890900351 24 de enero de 2024
Es mi única meta este año...
por 183:890900351 9 de octubre de 2023
¿Qué estructuras crees que se derrumbarían?
por Any Raygoza 30 de noviembre de 2022
¿Cómo honrarás tu año 2022?
por Any Raygoza 2 de septiembre de 2022
Haz una pausa, respira, y lee estas palabras.
Ver más